Los animales domésticos acompañan al hombre desde tiempos prehistóricos, muchos animales salvajes, dominados por el ingenio humano, se convirtieron en valiosas herramientas de trabajo, fuente de alimento, vestido y comodidad. Uno de los primeros animales domesticados fue una raza de lobo, que tras largos procesos de selección artificial se transformó en el perro y sus cientos de variedades hoy conocidas, sin duda, la utilidad inicial de este animal era la caza y la defensa de la familia transhumante.
El gato según los registros históricos más antiguos era un animal muy valioso en Egipto, Babilonia y China, que si bien era doméstico, distaba mucho de su imagen actual de mascota, este felino era criado especialmente para el control de los roedores, pesadilla de las primeras ciudades, pues este nuevo modo de vida, muy diferente al del hombre nómada, obligaba a almacenar grano en grandes cantidades.
Otros animales domésticos tuvieron un uso más destinado a las necesidades alimentarias, el transporte y a las obras de artesanía, pero todos tienen en común su origen salvaje y la mano del hombre, que ingeniosamente los adaptó a sus perfectas necesidades.
De los animales domésticos surgió un grupo que ya no era utilizado para el trabajo o ayuda a las necesidades de la familia, sino que permanecía al lado del hombre como compañía y fuente de distracción, a estos se les ha denominado mascotas y en el último siglo vieron su esplendor, con toda una industria dedicada a proporcionar bienes para su alimentación, cuidado e incluso, comodidad.
Lamentablemente la frivolidad y el capricho, penosos signos de la civilización moderna, llevan al común de las personas hacia la costumbre del úselo y tírelo, y las mascotas, como un bien de consumo más, han recibido un mal trato del amo que desencantado de su otrora mejor amigo, le desecha.
Pocos países en el mundo están libres de la desgracia que significa ver animales sufriendo en sus calles, en el año 2016 asociaciones animalistas de Holanda anunciaron que su país fue el primero en dejar de tener animales callejeros, pues tras sucesivas campañas todos fueron adoptados. En los países de Latinoamérica parece que estamos lejos de resolver este problema, pero tenemos los recursos humanos y económicos suficientes para plantear soluciones eficaces, lo más costoso es no hacer nada.
Valledupar, una de las principales ciudades al norte de Colombia, también sufre el flagelo de las mascotas sin hogar, pero encontrar soluciones pasa en primer lugar por entender qué está sucediendo, cuáles son las causas de que haya en las calles tal proliferación de perros y gatos, a qué riesgos estamos expuestos y qué soluciones se pueden poner en marcha.
Una de las instituciones que puede ofrecer mejores luces al problema de los animales callejeros en Valledupar es la facultad de medicina veterinaria y zootecnia de la Universidad de Santander – UDES, quienes están construyendo el primer hospital veterinario universitario de la ciudad, el cual será inaugurado este mes.
En el campus, los veterinarios Wilson Díaz, Director de Programa; Juan Esteban Castrillón, coordinador académico; y Vanessa Hernández, directora de la clínica, nos brindaron su concepto acerca de cómo puede ser afrontado el asunto de los animales callejeros.

Para los docentes es claro que la principal causa se encuentra en la tenencia irresponsable de mascotas, pues en muchos casos se reproducen sin control al interior de las viviendas ante la falta de procedimientos de esterilización; luego no hay suficientes personas dispuestas a adoptar los cachorros y muchos terminan en las calles; otro caso que se presenta es el de los animales adaptados al medio urbano, que pueden desarrollar altos niveles de estrés si se les lleva a un hogar. Por esto es tan necesario trabajar como ciudad, de la mano con el sector gubernamental, profesionales, vecinos y organizaciones comunitarias
El profesor Wilson Díaz, nos contó de una experiencia ejemplar en Colombia y es el del centro de bienestar animal La Perla, un programa de la Alcaldía de Medellín, de gran prestigio internacional y que atiende a los animales en situación de calle de la mano con la comunidad; ejemplos como este pueden ayudar a que en Valledupar se diseñe la política pública necesaria para controlar el problema antes que genere dificultades de salud pública «aún hoy se dan casos de rabia en el Cesar y si un animal callejero tiene contacto con este virus tardará pocas semanas en transmitirse a los humanos» concluyó.
La clínica veterinaria de la UDES es una respuesta a las necesidades de la academia que espera convertirse en un centro de referencia para los profesionales de la región y aglutinar todos los servicios especializados a mediano plazo. La institución inciciará labores este mes de agosto con servicios de consulta, medicina preventiva y cirugía.
Hoy, en el fragor del debate político electoral, bien vale hacer el ejercicio ciudadano de revisar las propuestas que presentan los candidatos e identificar quienes ponen su mirada a los animales en situación de calle; pero más necesario aún es que los ciudadanos elevemos nuestra sensibilidad y sentido de pertenencia hacia estos hechos.
JOSE LUIS ROPERO roperoaventuras@outlook.com