Íconos religiosos: El Señor de la Divina Misericordia y la Virgen María del Camino

Virgen María y el Señor de la Misericordia

Los íconos religiosos gozan de una gran representación en el universo de las artes plásticas y en todas las épocas encontramos obras y estilos artísticos que adquieren verdadera inmortalidad entregando luz y belleza generación tras generación. Desde las antiguas y humildes catacumbas, hasta las imponentes y luminosas catedrales de los mejores siglos, el arte cristiano sorprende por la riqueza de sus recursos pictóricos y se mantiene vigente.

En esta oportunidad les presentamos dos ejemplos de esta diversidad artística y religiosa, dos íconos que representan tanto a las comunidades de los primeros siglos como a los movimientos de renovación que hoy enriquecen y avivan la Iglesia Católica, se trata de las pinturas de EL SEÑOR DE LA DIVINA MISERICORDIA, y LA KIKKOSTISSA O VIRGEN MARÍA DEL CAMINO, la primera tiene su origen en las visiones místicas de la religiosa polaca Sor María Faustina (Elena) Kowaslka, que se extendieron durante toda su vida, y la segunda imagen está inspirada en una pintura sobre madera que se encuentra en el monasterio griego de Kykko, isla de Chipre, cuya autoría es atribuída según la tradición ortodoxa al evangelista San Lucas.

Estos íconos, re-creados bajo el pincel y mirada expresionista de José Luis Molina, en pintura de acrílico sobre lienzo, hacen parte de nuestro catálogo y se encuentran a su disposición para el adorno y embellecimiento de sus espacios.

Retrato del pintor de Valledupar Jose Luis Molina Torres "Turri".
Maestro José Luis Molina, Turri.

El señor de la Divina Misericordia, Sor Faustina y su historia

El Señor de la Divina Misericordia, 2019. Acrílico sobre lienzo 66 x 165 cm.

Este ícono, tan conocido en la actualidad gracias al jubileo de la misericordia decretado por el Papa Francisco, fue pintado a partir de las experiencias místicas que la religiosa Sor María Faustina (Elena Kowalska) vivió durante su servicio en el convento de N. S. De la Divina Misericordia, en Cracovia, Polonia. La monja consignó sus vivencias y revelaciones en un diario personal, que luego adquiriría una gran influencia devocional.

Elena Kowalska nació en el seno de una familia polaca en el año de 1905, fue la tercera de 10 hermanos y desde muy niña se hizo notoria su tendencia hacia la espiritualidad, decía a su madre que un ángel la despertaba por las noches para orar y empleaba todo el tiempo que podía en prácticas devocionales y la oración; a la edad de 20 años, en el rubor de la juventud, escuchó en su interior la llamada a la vida religiosa y se dirigió sin contarle a nadie, hacia el convento, donde serviría con el nombre de Sor María Faustina.

Sor María Faustina padeció una débil salud toda su vida y murió a la edad de 33 años por una tuberculosis crónica que no fue diagnosticada hasta muy avanzada la enfermedad. En sus últimos años, sus experiencias místicas se fueron haciendo cada vez más intensas, hasta que una noche, al regresar a su celda, recibió la revelación que ha trascendido hasta hoy en el ícono de EL SEÑOR DE LA DIVINA MISERICORDIA, como fue descrito en su diario personal «vi al Señor vestido de una túnica blanca, una mano levantada en señal de bendición y de entre la túnica, ligeramente abierta, manaban dos rayos de luz, uno rojo y otro pálido, entonces el Señor me dijo: pinta una imagen como la que ves, con la leyenda al pie que diga: JESÚS CONFÍO EN TI».

La misión de la religiosa, según registra en los seis cuadernos manuscritos que conforman su diario personal, ha sido recordar al mundo que el amor y la misericordia de Dios están abiertas para la paz de todas las personas que la quieran recibir con sinceridad en su alma y que los hombres estamos llamados a compartir estos dones espirituales a través de acciones cotidianas de caridad hacia nuestros semejantes.

La kikkotissa o la virgen María del camino

Virgen María del Camino con el Niño Jesús, 2019. Acrílico sobre lienzo 68 x88.

La popularidad actual de esta imagen se debe a la pintura que el español Kiko Argüello, fundador del camino neocatecumenal, pintó en el año de 1973, inspirado en un ícono que la tradición ortodoxa atribuye al evangelista San Lucas, el cual reposa en el milenario monasterio griego de Kikkos, en la isla de Chipre.

El ícono representa a la Virgen María llevando el Niño en brazos, ya crecido, con un pergamino que dice «El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres», cita que se encuentra en el libro de Isaías, capítulo 61. La reproducción del pintor y misionero católico Kiko Argüello se puede apreciar en una capilla de la catedral de La Almudena, Madrid, España.

JOSE LUIS ROPERO.

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Por Jose Luis Ropero

Guía de aviturismo residente en Valledupar, Colombia. Autor del blog roperoaventuras.com y fundador de la comunidad ecologista Proyecto Ecojugando.

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