Nombre científico: Vanellus chilensis, Juan Ignacio Molina 1782. Sinonimia: Belonopterus cayennensis
Nombre en inglés: Southern lapwing
Nombres comunes: tanga, queltehue, alcaraván, avefría tero, pellar común (Steven Hilty)
Orden: Charadriiformes
Familia: Charadriidae
Es un ave nativa de América del sur, desde Centroamérica hasta la Tierra del Fuego, menos numeroso en el centro de la amazonía y en la costa peruana. Habita praderas, pasturas, tierras de cultivo, riberas, lagunas y humedales, por debajo de 3000 msnm; aumenta su área de distribución en función de la expansión agropecuaria.
Se identifica visualmente por su patrón nítido de blanco y negro, pico rosa con punta negra y patas rosadas. Es mayormente gris pardusco por encima con hombros broncíneo-verdosos. Destaca su cresta negra larga y aguda, su frente, parche gular y pecho negros. Al vuelo se observan sus alas anchas y redondeadas, principalmente negras con gran parche blanco en las cobertoras alares, rabadilla blanca y cola negra. Es bastante vocal durante el vuelo y cuando se siente perseguido.
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Particularidades del Vanellus chilensis.
Las patas del alcaraván son largas y finas, de color rojo, con tres dedos hacia adelante y uno muy corto hacia atrás. Como herramienta de combate tiene debajo de sus alas unas pequeñas prolongaciones óseas de color rojo, llamadas espolones, que usa en los vuelos rasantes que realiza para amedrentar a sus enemigos o cuando se defiende de aves rapaces.
Los jóvenes se diferencian de los adultos principalmente por la ausencia de rojo alrededor del ojo y menor cantidad de tonalidades y bandas de colores en las plumas. Las diferencias entre macho y hembra no son detectables a simple vista, aunque las hembras son un poco más pequeñas que los machos.
Se alimenta principalmente de invertebrados terrestres y acuáticos, es generalmente sedentaria, aunque poblaciones del extremo suramericano migran a zonas más cálidas durante el invierno.
Por lo general se agrupan en bandadas, y son muy cuidadosos de sus pichones; hacen sus nidos en el suelo a campo abierto, razón por la cual son muy sensibles ante cualquier ruido o movimiento extraño. Al alarmarse emiten su grito característico, estridente y repetido; este sonido es casi una constante en las zonas rurales del cono sur.
El nido es un pequeño agujero en un descampado apenas delimitado por ramitas y hierbas, y son muy difíciles de distinguir. Ponen sus huevos a finales del invierno, y la misma pareja puede poner varias veces durante el año; su periodo de incubación es de 26 días. El color de sus huevos es gris verdoso con pequeñas manchas oscuras. Una vez nacidos los pichones, padre y madre se ocupan de su cuidado.
En en los últimos años las observaciones de campo han planteado la posibilidad de que algunos teros desarrollen un comportamiento poligínico, es decir que haya más de una hembra por cada macho. Durante la puesta de huevos y nacimiento de los pichones son animales muy agresivos y vigilantes.
Me encontré con esta ave por primera vez durante una excursión de aviturismo al Ecoparque Los Besotes, de Valledupar, dirigida por el profesor Tomás Darío Gutiérrez, el 24 de mayo de 2015.







JOSE LUIS ROPERO – Proyecto Ecojugando.


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