Nombre científico: Elaenia flavogaster
Nombre en inglés: Yellow-bellied Elaenia
Nombres comunes: elaenia copetona, fiofío ventriamarillo o clarodía
Orden: Passeriformes
Familia: Tyrannidae
Mientras caminaba por los senderos de la vereda Tierra Grata, entre el bosque y las montañas de Manaure (Cesar), una copetona o claro-día, como es conocida localmente el atrapamoscas de nombre científico Elaenia flavogaster, me concedió la cortesía de posar para una fotografía en los primeros minutos del amanecer. Ella vocalizaba insistentemente, perchada en un jayito del género Erythroxylum de cuyos frutos se alimenta, arbusto de unos cuatro metros de alto, de ramas delgadas, corteza grisácea y hojas obovadas simples, muy parecida a la coca silvestre.
La elaenia copetona es un atrapamoscas ampliamente extendido desde el sur de México, atravesando toda centro y Suramérica hasta el norte de Argentina. Común en bordes de bosque, matorrales, sabanas, huertos y zonas arboladas; se mueve bastante independiente de las bandadas mixtas. Es la elaenia más frecuentemente avistada y fácil de reconocer por su aspecto alargado, con una cresta alta y tupida, frecuentemente desplegada mientras vocaliza, momento en el que deja ver una corona blanca. Su plumaje es de color color verde oscuro en la parte superior, con un ténue anillo ocular blanco, las alas son más oscuras con dos barras blancas, y un vientre amarillento que le da su nombre en inglés, Yellow-bellied Elaenia.
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Particularidades de la Elaenia flavogaster.
Se alimenta de frutos e insectos, suele atraparlos en vuelos cortos. Suele permanecer solitaria o en pareja, aunque ocasionalmente se le observa en grupos familiares entre arbustos con fruta.
Anida en estratos medios y altos, adhiriendo el nido a una orqueta de ramas delgadas o medianas. El nido es una taza abierta elaborada con pajas delgadas; deposita generalmente dos huevos blancos con manchas rojas. La hembra incuba por dieciséis días y cuida a la cría hasta que pueda volar durante dos semanas aproximadamente. Sufren los ataques de pequeños mamíferos omnívoros tales como el tití común (Callithrix jacchus) o las ardillas, especies que suelen derribar sus nidos durante la estación seca (cuando las frutas son escasas) pese al esfuerzo de los parentales para defender su lugar.
Barullenta, tiene varios llamados, todos exuberantes y roncos; los más frecuentes son un «biiur» y un repetido «rik-kipiu»; la pareja entona duetos.

Avisté esta especie por primera vez durante mis primeras pajareadas en el año 2015, aunque la fotografía que encabeza esta nota pude tomarla durante los CXXI conteos navideños de aves de la Audubon Society, correspondientes al círculo de la Serranía de Perijá, en diciembre de 2020. Si deseas ser voluntario en esta iniciativa, así como de otras actividades comunitarias de birding y observación de naturaleza como el Global Big Day, o simplemente quieres salir a pajarear y disfrutar de la vida silvestre, puedes contactarme al email: turismo@roperoaventuras.com.
GALERÍA FOTOGRÁFICA.



JOSE LUIS ROPERO – Proyecto Ecojugando.


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