A un año y medio de haber salido de casa y ya cerca de la frontera con Venezuela, alguien por el camino nos recomendó visitar Tucacas, un pueblo con mucho turismo en época de vacaciones. Esta es la puerta al increíble Parque Morrocoy. En la entrada los guardias nos dirigen y nos orientan dentro del parque.
El Morrocoy es perfecto para disfrutar y conocer la biodiversidad que hace a este parque único. La variedad de ecosistemas que se observan alrededor de los manglares es muy extensa. Se destaca la Coro Cora, un ave de la familia de las garzas pero de un color rojo intenso, esto se debe a su alimentación.
Al día siguiente, después de dormir frente al mar en nuestro vehículo, junto a una familia con la cual compartimos noches de guitarra y comidas típicas del lugar, decidimos visitar los callos. La lancha nos dio un paseo por todos y conocimos uno en especial, callo Sombrero. Donde compartimos nuestra artesanía y disfrutamos de su arena blanca y sus aguas cristalinas.
Al llegar nuevamente al parque, por la tarde, en el horizonte se divisaban nubes negras y envueltas de viento, nuestra primera tormenta caribeña.
Al ver acercase la tormenta quedamos atónitos, no sabíamos que tan fuertes eran en el caribe. Cuando escuchamos en argentina noticias sobre ellas es porque dejan pueblos inundados. Contábamos desde que se veía la luz de los rayos –uno, dos, tres, cuatro, cinco…- hasta que se escuchaba el trueno, y otra vez cuando veíamos el próximo. Cada vez contábamos menos, eso significaba una cosa, la tormenta estaba cada vez más cerca. Los vientos eran fuertes y nuestro temor nos hacía pegar las narices en las ventanas esperando que se alejara. Los días siguientes fueron lluviosos pero menos intensos. Nos enteramos según los comentarios que había sido la cola de un huracán que visitó la isla cubana y se dirigió hacia Miami.
Una de las mejores noches en el parque fue cuando la luna estaba en su máximo esplendor, una noche calurosa y sin brisa. Decidimos hacer esnórquel a la luz de la Luna, el fondo se veía iluminado de la blanca luz lunar y los peces mágicos.
Quedará grabado en nuestra memoria un gran recuerdo de este lugar, su gente y costumbres y los cuatro kilómetros de playa y sol que recorrimos ofreciendo nuestra artesanía para continuar con nuestro vuelo.
JULIA SANTANDER – ALDO FERNÁNDEZ.
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Hermoso lugar
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