Son incontables las historias que intentan dar una explicación de los acontecimientos naturales, la mayor parte de ellas se apean con ligereza del rigor científico y poco aportan a la comprensión del cosmos; otras, aunque bien intencionadas, se fijan en mitos milenarios e inobservan tercamente los avances de la humanidad, cayendo en un nihilismo fatal. Este precisamente es el caso del pachamamismo.
Los partidarios de esta idea afirman que La Tierra es un ser vivo y como tal, tiene un alma conectada a cada ser que la habita, similar a lo mostrado en la fantasía fílmica “Avatar”. Así el sencillo nombre quechua de nuestro planeta, toma un aura nebulosa, verde, alternativa y espiritual, muy acorde con la nueva era.
Por supuesto, la cadena trófica es una realidad y mantener un desarrollo económico de espaldas a las leyes naturales afecta el ecosistema planetario de formas que apenas alcanzamos a vislumbrar, pero esta situación no da pie a pensar que todo pueda solucionarse con ecoaldeas, cantos al agua, infusiones de yagé, o prescindiendo de actividades que han forjado a la humanidad como la ganadería, la agricultura y la minería.
El pachamamismo es una forma de ambientalismo light, sus adeptos pregonan que a la madre tierra no se le toca ni con el pétalo de una rosa, sin embargo ignoran que su lindo Ipad y sus bellos Converse, salieron principalmente de una cantera; quieren comer saludable y orgánicamente, pero nunca han cavado un hoyo para sembrar una mata de yuca, ¡siquiera!
Es cierto que amplios grupos sociales de origen campesino e indígena defienden legítimamente el uso justo de la tierra y exigen frenar la devastación que el capital transnacional, en complicidad con la corrupción local, genera a los ricos ecosistemas que aún se conservan en sus países; pero sus sanas y concretas propuestas de reforma agraria, protección a la producción local, la biodiversidad, la tradición oral y los conocimientos ancestrales, no pueden servir de capa a movimientos que sólo hacen denuncias y plantean exigencias cuando fluye el dinero a sus pulcras y mansas ONG. Las reivindicaciones han de estar siempre lideradas por quienes diariamente se enfrentan a los retos de la vida con voluntad y sin maquillajes, por la gente real y trabajadora.
Encontrar respuestas reales a situaciones reales es uno de los pasos esenciales en el camino del progreso, creer a la primera cualquier opinión que se impone por la moda, es cerrar los ojos a mejores ideas y explicaciones sobre el funcionamiento de la sociedad, aunque en ocasiones puedan resultar amargas; después de todo, amargos son los purgantes, pero nos limpian de las sustancias indeseadas. Nuestro purgante querida sociedad, es la ciencia, el arte, el deporte, el folclor y la educación.
De acuerdo con lo que comenta, sin duda. Creo que es entendiendo a la Tierra y sus procesos como mejor podemos llegar respetarla, aunque me parece que el pachamamismo o cualquier otra ideología de tinte espiritual puede ser útil a la hora de despertar conciencias. No debemos olvidar que venimos de tradiciones muy influenciadas por la religión, y muchas veces no sabemos discernir entre lo que está bien o está mal si no nos lo dice una deidad, sea Yahvé, Gaia o Pachamama. Yo personalmente creo en la existencia de una conexión entre la Tierra y los seres que la habitamos que va más allá de lo físico, aunque como cualquier creencia es pura cuestión de elección. Si hay gente que respeta a la Tierra y la mantiene limpia porque es lo mismo que haría con su hogar, me parece bien, y si hay gente que lo hace por cuestiones espirituales también está bien, el resultado es que por una u otra vía llegamos a conclusiones parecidas.
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