
Después de haber recorrido y experimentado muchos trabajos en las distintas empresas y de haber ocupado distintos puestos de importancia, me di cuenta que el verdadero valor del hombre está en tratar de servirle a la sociedad y si es donde uno nace mucho mejor; fue por estas razones que decidí gestionar un espacio para los niños de este Universo, donde ellos tuvieran la libertad de poder tocar los arboles, bañarse con el agua sin maltratar, relacionarse con la madre tierra y jugar con los hermanos animales.
Fue cuando me encaminé a la titánica tarea de la consecución de un terreno para organizar la sede campestre que se llamaría escuela ambiental del cesar y así registrarla como una entidad sin ánimo de lucro, que no fuera de papel. Fue cuando el señor Fernando Matiz (q. e. p. d.) nos donó 3 has. para construirla pues el tenía un sueño muy parecido pero por múltiples razones no lo había logrado entonces dijo hágale construya su sueño ya que yo no he podido y ahí comenzó lo que se creía que era imposible, les quiero hacer saber (que estos terrenos donde hoy está la escuela ambiental no son cualquier terreno, tengan en cuenta que está en el norte de Valledupar a orillas de lo que mas le duele a los vallenatos el río Guatapurí (Alma y vida de los Vallenatos), cosa que no es cierta, lo comprendí al cabo de los años porque el Vallenato quiere al río es sólo para dañarlo.

Lo más curioso es que el río empieza a deteriorarse es cuando toca a la supuesta civilización, son pocos los que van a contemplarlo como un ser vivo. Después de todo lo anterior me dije en que locura me volví a meter, pero reflexionando y más calmadamente me dispuse a la construcción de lo que hoy llamamos con orgullo la escuela ambiental alma y vida de los niños del mundo.
Fui buscando amigos y familiares que me ayudaran, unos decían que eso era imposible, otros que como se me ocurría (hacer una escuela sin paredes sin jaulas que eso sería para niños incivilizados) que entonces esta escuela sería para niños de otros planeta, que eso no, porque a los padres lo que les gustaba era que los niños estuvieran enjaulados, que a esa escuela nadie la visitaría que era muy peligrosa, que la seguridad, que nada de aventura para los niños, que eso no daba plata que si yo estaba loco que decidiera hacer otra cosa, que era mejor hacer un colegio, una Universidad, que un instituto, que cabañas, que caballeriza, que era mejor que no hiciera nada, que esto o aquello, mejor dicho de verdad casi me enloquecen a lo último dije acá no pueden entrar personas normales (entre comillas) hay que pedirle mejor la opinión a los locos ya que son ellos los que abren los caminos que después recorren los supuestos cuerdos, y hoy les comento que después de 16 años todavía hay personas que andan buscando y cambiando la escuela por clubes y otras cosas más.
Les comento que la humanidad no ha comprendido lo que es; la escuela ambiental no es un espacio físico es una filosofía (te la puedes llevar para donde tú estés) un buen vivir un encuentro contigo mismo, con la naturaleza, la gran mayoría de la gente anda buscando la escuela y jamás la encontraran ya que la están mirando son con los ojos que no son, la escuela hay que mirarla con los ojos de Leandro Díaz.

Esta Escuela es para personas sencillas, humildes, valientes para seres universales no para miedosos, a resumidas cuentas sólo fue construida para NIÑOS.
Acuérdate : “si piensas que la aventura es peligrosa prueba la rutina… Es MORTAL” P. Cohelo.
AUTOR: OLMAR FERNANDO QUINTERO SANGUINO. DIRECTOR DE LA ESCUELA AMBIENTAL DEL CESAR.
CONTACTO: escuelambiental@gmail.com – 310 350 9732.
Es algo muy hermoso que DIOS bendiga al señor Olmer.
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