Nombre científico: Hypnelus ruficollis (Johann Georg Wagler, 1829). Sinonimia: Capito ruficollis; Hypnelus bicinctus
Nombre en inglés: Russet-throated Puffbird
Nombres comunes: Bobo punteado, buco bobito, coludo, turro, ruedapormedio, aguanta piedra
Orden: Galbuliformes
Familia: Bucconidae
El bobo punteado es un ave representativa de las cuencas hídricas del Caribe colombiano y del Lago de Maracaibo al occidente de Venezuela; se le encuentra diferentes hábitats del bosque seco por debajo de 1300 msnm (Miles McMullan), como matorrales áridos, bosques caducifolios, áreas enmalezadas con árboles dispersos, bordes de bosque y parques urbanos arbolados. En la ciudad de Valledupar, es común verlo en los patios de la Universidad Popular del Cesar, ribera del Guatapurí, donde vocaliza in extenso desde la copa de los árboles.
Se identifica visualmente por su corona, manto y alas de color café opaco, difusamente punteado y manchado de blanco-anteado, su parche blanco en las mejillas, estrecho collar nucal del mismo color y una sola banda pectoral negra ancha (que le da uno de sus nombres locales en Valledupar «ruedapormedio»), en Chiriguaná y el centro del Cesar, es popularmente conocido como «turro». Históricamente se consideró conespecífico del Hypnelus bicinctus, que tiene dos bandas pectorales; sin embargo se ha observado que ambas especies (antes consideradas razas conespecíficas) hibridan en la región del Lago de Maracaibo y afluentes del Catatumbo (Steven Hilty).
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Ecología y particularidades del Hypnelus ruficollis.
Aunque más notorio y activo que otros bobitos, es una especie solitaria, que ocasionalmente se agrupa en parejas o bandadas de hasta seis individuos, perchados en ramas bajas y en la copa de árboles de porte medio, suele estar a menos de seis metros del suelo, volando cortas distancias hacia el interior del follaje.
Al igual que otros bobos y monjitas de la familia Bucconidae, esta especie es conocida por utilizar termiteros arbóreos en los cuales hace sus nidos, pero es muy poco conocido el comportamiento de sus crías.
Avistamos esta ave por primera vez el 24 de mayo de 2015, durante nuestra primera visita al Ecoparque Los Besotes, con la guianza del profesor Tomás Darío Gutiérrez.







JOSE LUIS ROPERO – Proyecto Ecojugando.


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