Hábitat: originaria del este y sur del África, puede encontrarse de manera silvestre en casi todas las zonas cálidas del mundo; se cultiva principalmente en Estados Unidos, Japón, México y el Caribe.
El aloe vera es una planta suculenta relacionada con el cactus; la mayoría de las especies forman una roseta de grandes hojas carnosas, gruesas y ricas en agua, que salen de un tallo corto. Estas hojas son normalmente lanceoladas con un afilado ápice y bordes espinosos dentados, los colores varían del gris al verde brillante y a veces están rayadas o moteadas, llegan a medir hasta 60 cm de altura. Las flores tubulares, de color amarillo, nacen en un tallo sin hojas, simple o ramificado, agrupadas en densos racimos (inflorescencias). Los aloes son plantas que se reproducen por polinización cruzada y se multiplican además, por semilla o por retoños.
La sábila es xerófila, o sea, se adapta a vivir en áreas de poca disponibilidad de agua (sequía) y se caracteriza por poseer tejidos para el almacenamiento de agua.
Después de tres años de vida de la planta, el gel contenido en las duras hojas verdes externas se encuentra al máximo de su contenido nutricional.
La hoja es la parte más utilizada de la sábila, cada una está compuesta por tres capas: una interna, que es un gel transparente compuesto en un 99% de agua y el resto está hecho de glucomananos, aminoácidos, lípidos, esteroles y vitaminas; la capa intermedia o látex, que es la savia amarilla y amarga, contiene antraquinonas y glucósidos; y la capa externa llamada corteza, tiene la función de dar protección y síntesis de carbohidratos y proteínas. Dentro de la corteza, las haces vasculares son responsables del transporte de sustancias como el agua (xilema) y almidón (floema).
